Uno, dos, tres, probando...
Cuando me invitaron a formar parte de este proyecto y a redactar semanalmente, entre otras asignaciones, cuanto se me ocurriese -siempre que fuera acorde a los lineamientos cromatooosos (sic) y harto monos-, con franqueza, una asiática parte de mí se mostró recelosa; la otra, simplemente se entusiasmó y vio en este chance una puerta virtual (o debería decir otra) a la proyección de los egos, lo que a nadie que esté medianamente involucrado en las redes sociales le ha de ser indiferente. Ya en mi apacible retiro (entiéndase, bodega repleta de piratería), ofrendé e interpreté en mi sopa Won Ton, el visto bueno de Sun Wukong -deidad de los monos-, así que, como suelen decir en estos lares: la suerte estaba echada.
Sea pues, esta primera publicación, una que lance la pedradota directa al tema de las inauguraciones/génesis/na'más-la-puntita/concepción-de-proyectos. Es decir: ¿por qué solemnizamos tanto los comienzos?, ¿es por terror, por alegría; es porque somos medioridículos cursis, o porque es normal la bulla y el redoble de tambor?
Sea pues, esta primera publicación, una que lance la pedradota directa al tema de las inauguraciones/génesis/na'más-la-puntita/concepción-de-proyectos. Es decir: ¿por qué solemnizamos tanto los comienzos?, ¿es por terror, por alegría; es porque somos medio
Ahora, se dice que responder a una pregunta con otra pregunta es, de entrada, una no-respuesta, una descortesía y una falta de talento cognitivo o al menos, de mínima destreza interlocutiva. Temo entonces que quien escribe es el vivo ejemplo de tremenda falta entre las faltas, pues a las preguntas del párrafo anterior tengo por pseudo-respuesta un: ¿por qué no? Y encadenada a esto último, está la sospecha de que tras esas puntitas (de iceberg) están la inercia, la imitación del paradigma-ritual, ¡la borregada, pues!, muy por encima de la decisión auténtica de sentir escalofríos o emitir irritantes chillidos agudos cuando damos pie a lo que después queremos corra travesías.
Tan palpable y tan sencillo es demostrar la sospecha referida, que basta con mencionar que estamos en los primeros días del primer mes de un año nuevecito de paquete, es decir, la temporada más común (jodidamente común) y no muy original para ejecutar nuevos planes, como este blog y sus cuentas virtuales hermanas... ¡Ah, viva el cliché!
A decir verdad, per-so-nal-men-te considero que si vamos a comenzar con harto brío e ímpetu cualquiera que haya sido nuestro perverso plan en mente (que luego será en alma... pero más en cuerpo, pues el cerebro es parte de éste), no sería mala idea saber distinguir a) las ganotas que le traemos a la consumación y b) la metodología práctica que emplearemos para ello, sin romperse la cabeza. De nada sirve desgastar ad nauseam la imaginación y la proyección de los mentados propósitos, cuando en la práctica la pereza nos invade tan sólo de pensar o asociar el trabajo con una imagen catastrófica de renuncia o sacrificio de unos hábitos/labores por otros. Análogamente, es igual de absurdo matarse como si se quisiera encarnar a una maquiladora industrial al grado de olvidar los porqués, el para qué y quizá, en niveles alarmantes, olvidar incluso quién es el operador cuando éste se aleja del tablero. En cristiano: mediar el vicio y el servicio, ello, en pos de evitar degenerar los proyectos, evitar asimismo la exageración y el posterior desgaste de las capacidades reales, así como ahuyentar en lo posible la frustración de lo que se supone ha de ser una feliz contribución y mérito; respetarnos. ¿Ejemplos? Ponerse a dieta no implica comer semillitas y agua desde hoy cuando normalmente se ingieren ricas-ricas garnachas; romperse los tendones a los tres días de un nuevo plan de ejercicio no quiere decir que eres la mera reata, digno hijo de Rocky, sino un torpe que paga las consecuencias al no informarse sobre rutinas adecuadas a su complexión actual; llenar tus bolsillos producto de tu trabajo extenuante y no saber disfrutar ese mismo trabajo que te hace portador de una cartera gorda, te exime por default del disfrute real (no breve) de los bienes que adquieras con esos billetotes;... y así podría seguirle, pero si siguen leyendo a estas alturas del post, quiere decir que todavía puedo regurgitar palabras antes de dormirlos.
Lo anterior también me hace hilvanar que, en caso de los dizque planes nuevos con miras al aplauso o al reconocimiento (social, financiero, personal, laboral, inserte aquí otro ámbito en donde sus más oscuros deseos quieren destacar), no estaría de sobra equilibrar por igual nuestras nociones de ocio y la negación del mismo: el negocio. Lo resumo de una buena vez, antes de queempiece el último partido de playoffs de esta semana, ponga en evidencia mis precarios dominios del mundo emprendedor y harto administrativo que viene a la mente cuando alguien habla de negocios. Diviérrrtanse mientras llevan a cabo sus lindas, sádicas o bastardas metas (¿qué tiene?), apliquen la frase de museo (¡toca, juega y aprende!), pero chingao, diversión genuina y no de la falsa que por mero protocolo orilla a fingir que se disfruta lo que hacemos. Ahora que si les enerva lo que hacen, ¿por qué fingen lo contrario?, digo, tal vez no sea legalmente aconsejable reaccionar como energúmeno y destrozar la 'godinezca' oficina como muestra de inconformidad, taaal vez sería más provechoso buscar otro lugar donde rascarse la panza sin remordimientos, motivados por ese enojo (porque aquí es preciso aclarar que mientras sea genuino el leitmotiv primigenio, este desmadrito de la diversión llega solo). Y sí, esto va de la mano y de las patas con el último ejemplo del párrafo anterior. ¿Otro buche dominguero de ejemplos? Okey, sólo uno que espero les cuaje, resumido en la pitorresca pero en algo verídica frase: "el orgasmo es de quien lo trabaja", o qué, ¿tanta revista dizque científica-soft-porn, tanto youporn, tanto cabuleo con los valedores y tanta proyección sabrosa se irá en vano nada más porque se obsesionan con seguir en estricto los pasos y no disfrutarlos? De nuevo: ocio y negocio pueden llevarse très bien (y el que quiera entender que entienda :).
Y ya, para acabar, sobre el exceso de melcocha y patrañas varias en torno a esta conducta autómata que hace creer que los nuevos ciclos, planes y proyectos deben hacerse en determinadas fechas, bajo determinadas conductas y con todavía más puñeteras y determinadas reglas, mi ¿recomendación, información, dato fu-fu-fútil? de esta semana inaugural se resume, a lo siguiente: Si van a comenzar algo, lo que sea, no lo racionalicen tanto y tengan presente que debe existir un mínimo grado de diversión para no desquiciarse... al menos no de forma precipitada. Y si el precipicio es inevitable, por amor a su fideo favorito, ¡gocen aunque sea con la idea de haber emprendido dicha labor por iniciativa propia! Y no, no estoy alentando cual tipín del club de los optimistas a que aprendan de sus errores y se levanten con una sonrisa idiota, pues también tengo presente que somos muchos los tercos y masoquistas que vemos en los acantilados una preciosa oportunidad de sentirnos a gusto, naturalitos y canallas porque... bueno, porque sí.
Lo que imagino cuando alguien me dice que adoraría pudrirse en dinero. Bueh... |
Lo anterior también me hace hilvanar que, en caso de los dizque planes nuevos con miras al aplauso o al reconocimiento (social, financiero, personal, laboral, inserte aquí otro ámbito en donde sus más oscuros deseos quieren destacar), no estaría de sobra equilibrar por igual nuestras nociones de ocio y la negación del mismo: el negocio. Lo resumo de una buena vez, antes de que
Y ya, para acabar, sobre el exceso de melcocha y patrañas varias en torno a esta conducta autómata que hace creer que los nuevos ciclos, planes y proyectos deben hacerse en determinadas fechas, bajo determinadas conductas y con todavía más puñeteras y determinadas reglas, mi ¿recomendación, información, dato fu-fu-fútil? de esta semana inaugural se resume, a lo siguiente: Si van a comenzar algo, lo que sea, no lo racionalicen tanto y tengan presente que debe existir un mínimo grado de diversión para no desquiciarse... al menos no de forma precipitada. Y si el precipicio es inevitable, por amor a su fideo favorito, ¡gocen aunque sea con la idea de haber emprendido dicha labor por iniciativa propia! Y no, no estoy alentando cual tipín del club de los optimistas a que aprendan de sus errores y se levanten con una sonrisa idiota, pues también tengo presente que somos muchos los tercos y masoquistas que vemos en los acantilados una preciosa oportunidad de sentirnos a gusto, naturalitos y canallas porque... bueno, porque sí.
El pilón. He aquí una melodía que le va bien a esto de la chaquetota mental que es la dramatización de los nuevos ciclos, una crítica a lo que llamo garrapatas cíclicas, misma que devela un manifiesto entre nihilista y burlón en torno a ellas (el video NO trae la letra -para su incomodidad-, peeero está sencishiiito de entender). Van:
NIИ
下次见! o ¡Aínos!
- Yu Tanyua (Tan, de cariño... es que suena más
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