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Chilangolandia, Defectuoso, Mexico
Un blog comunal, cuyo objetivo principal es dar datos e informar con auto-crítica y humor negro. Habrá de todo: lugares, noticias, eventos, etc., con la opinión de nuestros colaboradores.

martes, 8 de enero de 2013

De enceradas e incredulidades


Museo de Cera y Ripley:


Hace aproximadamente quince años recuerdo haber ido al Museo de Ripley y al Museo de Cera, pues bien, este fin de semana decidí (decidieron) darme una vuelta por allá para entrar a ver “qué hay de nuevo” y esto fue lo que encontré: ¡NADA! Bueno sí, una desagradable sorpresa al saber que en la taquilla sólo se recibe efectivo -“o sea we... yo pura American Etspress Platino y Míiister Card Gold we", de acuerdo, no tanto así- pero la verdad me pareció increíble, pues hoy es posible encontrar que incluso en puestos de la esquina tienen su terminal para pago con tarjeta y en un museo con un alto índice de visitas, no.
Pero mejor entro en materia: Si bien hay un par de atracciones nuevas como “un trozo del muro de Berlín” y un pasaje de sonidos del “espacio exterior”, en general no hay algo innovador; las más grandes “atracciones” que el Museo de Ripley posee son (y siempre han sido) las siguientes:

1. “El túnel donde te vas de lado”: un túnel cilíndrico con un puente para cruzarlo, donde las paredes giran con colores estrafalarios de luz negra, lo cual produce a su vez un efecto de mareo y percepción de movimiento por toda la habitación y ello te hace trastabillar una y otra vez. Bastante gracioso ver como la gente con menos equilibrio y coordinación se va azotando contra los barandales del puente.

2. “Haz cara como retrasado mental”: un espejo de doble vista (sí, como el de las películas y series de investigación policíaca), en donde por las paredes del lado del espejo te ponen todos los aditamentos psicológicos para que intentes doblar la lengua de mil y un formas posibles, tras lo cual la mayoría de la gente lo intenta, sin saber que más adelante en el recorrido se encuentra el otro lado del espejo donde las demás personas pueden ver con gran claridad las muecas de retrasado mental que hacemos al intentar “doblar” nuestra lengua.

3. “Los baños”: sí, así es, los sanitarios. Comunes y corrientes como son, son una gran atracción al momento en que te tomas una botella de litro y medio de agua antes de entrar, ya que estos se encuentran casi al final del recorrido.

4. “Sombra paralizada”: recuerdo que esta atracción era lo máximo cuando era niño, ahora lo veo y no me emociona tanto; se trata de una cabina donde haces alguna postura graciosa y un flash deja plasmada tu sombra en la pared (sí, ya sé, yo tampoco entiendo por qué de niño disfrutaba tanto de esto).

   En fin, después de un recorrido consistente en un 90% de un déjà vu, me pasé al Museo de Cera. Irónicamente recuerdo que cuando niño, el Museo de Ripley había sido el que más me entretuvo, mas esta ocasión, el Museo de Cera fue el que más me divirtió.

   Al entrar, lo primero a la vista es una estatua de nuestro Presidente de la República Enrique Peña Nieto (quien por cierto está muy chaparro). Por otro lado, aún cuando este museo anuncia que las replicas son “exactas” a las personas reales, hay unos más y otros menos parecidos. Ejemplo de ello: por lo poco que conozco a Shakira en fotos y videos, la Shakira del museo no tiene el mínimo parecido en sus facciones. En fin. También puedes ver a todos los presidentes de México, a los Beatles, a los personajes del señor de los anillos, Zapata, Pancho Villa, Einstein, etc.
Lo realmente divertido está en el cuarto de los horrores, donde encuentras a la Llorona, a Jason (Viernes 13), Freddy Krueger, Drácula, el Hombre Lobo, etc. Y la verdad, la parte divertida de este recorrido fue porque me tocó entrar con una familia compuesta por hijos jóvenes y una niñita, misma que cada vez que estallaba algún estruendo, arremetía a pataleadas y pellizcos contra el papá; no obstante, debo admitir que el condenado a muerte en la silla eléctrica me sacó un buen susto.

   Lo cierto es que en el Museo de Cera puedes ver que la gran mayoría de estatuas se encuentran tan bien logradas, que incluso parecen estar vivas y ser las personas de las cuales se tomaron los moldes. Aunque en algunos casos... se deja mucho qué desear, como en el ya referido ejemplo de Shakira, quien pareciera tener unos cuarenta años por las arrugas en su cara de cera derritiéndose; otro caso reside en la figura de Bono (U2), quien se ve muchísimo más atractivo de lo que normalmente se le puede ver en fotos y en concierto, tanto, que hasta parece que dio una lana extra para que lo hicieran parecer más alto y menos feo (y dicho sea de paso, sí creo capaz de hacer algo así al vanidoso ese).

   Casi lo olvido, puedes por 40 pesitos mexicanos pedir que hagan tu mano en cera (Chewewe hace el comercial: "¿Quieres tener una garra de los Thundercats, de esas chafas que datan de cuando eras niño y que venían con espada, hecha a tu medida y con los colores que tú escojas? ¡Entonces ven al Museo de Cera!"). La verdad están bastante feas la figuras que hacen de las supuestas manos, pero siempre podrá ser un bonito detalle sacar la figura de tu mano agarrando la de tu pareja (¡la mano, malpensados!)... No, no es cierto, están bien chafas y bien feas, ni pa' ponerlas en una repisa, pero recuerden: esto es sólo mi opinión.

     A grandes rasgos: Si nunca han ido a estos museos y no tienen nada mejor qué hacer un sábado o dominguirri (además de portar $140 por persona para las entradas, a menos que lleves credencial de estudiante o seas niño con lo cual te saldría en 110 pesitos), es una buena opción para pasar la tarde (entre ambos museos te avientas unas tres horas de recorrido). Si ya has ido con anterioridad, aguántate otros cinco o diez años y te aviso si ya hay algo nuevo qué ver. A propósito, hay una atracción más, relativamente nueva (recuerden yo fui hace años), llamada "El viaje fantástico", misma que se trata de una historia proyectada en una pantalla tipo cine 3D, con efectos en la sala tales como el de movimiento, humo, agua, etc. Sin embargo, la reseña detallada de esta última atracción se las debo, pues... como he dicho, no aceptan tarjeta en el museo y no llevaba suficiente efectivo.





   La buena noticia para esa gente medio hipster, adicta a la tecnología y las fotos -como esos que le toman foto hasta a su café para que todos se enteren-, es que se permite tomar todo tipo de fotos (con flash, sin flash), puedes pararte a lado de los personajes, tocarlos (no, golpearlos no porque te sacan y te cobran al pinchi mono como si le hubieras pegado al de a de veras), todo lo cual, se me hace un muy buen aliciente para todos aquellos adictos a la fotografía (nota del Chewewe: "Así es amiguit@, ¡tómate la foto sacándole un moco a Pedro Infante, agarrándole una bubi a Thalía o dándole un beso a Brad Pitt!").

Artículo por “Chewewe Boon Suzyo”- Emmanuel G. Naranjo.

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