Museo de Cera y Ripley:

Pero mejor entro en materia: Si bien hay un par de atracciones
nuevas como “un trozo del muro de Berlín” y un pasaje de sonidos del “espacio
exterior”, en general no hay algo innovador; las más grandes “atracciones” que el Museo de Ripley posee son (y siempre han sido) las siguientes:
1. “El túnel donde te vas de lado”: un túnel cilíndrico con un puente para cruzarlo, donde las paredes giran con colores estrafalarios de luz negra, lo cual produce a su vez un efecto de mareo y percepción de movimiento por toda la habitación y ello te hace trastabillar una y otra vez. Bastante gracioso ver como la gente con menos equilibrio y coordinación se va azotando contra los barandales del puente.

3. “Los baños”: sí, así es, los sanitarios. Comunes y corrientes
como son, son una gran atracción al momento en que te tomas una botella de litro y
medio de agua antes de entrar, ya que estos se encuentran casi al final del
recorrido.
4. “Sombra paralizada”: recuerdo que esta atracción era lo máximo cuando era niño, ahora lo veo y no me emociona tanto; se trata de una cabina
donde haces alguna postura graciosa y un flash deja plasmada tu sombra en la
pared (sí, ya sé, yo tampoco entiendo por qué de niño disfrutaba tanto de
esto).

Al entrar, lo primero a la vista es una estatua de nuestro Presidente de la República Enrique Peña Nieto (quien por cierto está muy chaparro). Por otro lado, aún cuando este museo anuncia que las replicas son
“exactas” a las personas reales, hay unos más y otros menos parecidos. Ejemplo de ello: por lo poco que conozco a Shakira en fotos y videos, la Shakira del museo no tiene el mínimo parecido en sus facciones. En fin. También puedes ver a todos los
presidentes de México, a los Beatles, a los personajes del señor de los
anillos, Zapata, Pancho Villa, Einstein, etc.
Lo realmente divertido está en el cuarto de los horrores,
donde encuentras a la Llorona, a Jason (Viernes 13), Freddy Krueger, Drácula, el
Hombre Lobo, etc. Y la verdad, la parte divertida de este recorrido fue porque me
tocó entrar con una familia compuesta por hijos jóvenes y una niñita, misma que cada vez que
estallaba algún estruendo, arremetía a pataleadas y pellizcos contra el
papá; no obstante, debo admitir que el condenado a muerte en la silla eléctrica
me sacó un buen susto.

Casi lo olvido, puedes por 40 pesitos mexicanos pedir que hagan tu mano en cera (Chewewe hace el comercial: "¿Quieres tener una garra de los Thundercats, de esas chafas que datan de cuando eras niño y que venían con espada, hecha a tu medida y con los colores que tú escojas? ¡Entonces ven al Museo de Cera!"). La verdad están bastante feas la figuras que hacen de las supuestas manos, pero siempre podrá ser un bonito detalle sacar la figura de tu mano agarrando la de tu pareja (¡la mano, malpensados!)... No, no es cierto, están bien chafas y bien feas, ni pa' ponerlas en una repisa, pero recuerden: esto es sólo mi opinión.

La buena noticia para esa gente medio hipster, adicta a la tecnología y las fotos -como esos que le toman foto hasta a su café para que todos se enteren-, es que se permite tomar todo tipo de fotos (con flash, sin flash), puedes pararte a lado de los personajes, tocarlos (no, golpearlos no porque te sacan y te cobran al pinchi mono como si le hubieras pegado al de a de veras), todo lo cual, se me hace un muy buen aliciente para todos aquellos adictos a la fotografía (nota del Chewewe: "Así es amiguit@, ¡tómate la foto sacándole un moco a Pedro Infante, agarrándole una bubi a Thalía o dándole un beso a Brad Pitt!").
Artículo por “Chewewe Boon Suzyo”- Emmanuel G. Naranjo.
Flash back secundaria jajaja
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